Jueves Santo, Madrugada. Todo un pueblo se reúne en torno a las estrechas calles que recalan en la casa hermandad de los jesuistas. Unos nazarenos con capas blancas se acercan a la puerta, todavía cerrada, de la "capilla". A pesar del gentío, se hace el silencio, personas y pájaros callan expectantes... el hermano mayor toca potentemente la aldaba de la puerta, "!Abran la puerta a Nuestro Padre Jesús!"... y una Cruz de guía hace su aparición portada por nazarenos de túnicas "morás" y las mismas capas blancas e impolutas. Inmediatamente, un rosario de nazarenos sueltan sus colas al suelo para iniciar su largo caminar por las calles del pueblo.
Llega el momento más esperado... mientras muchos horquilleros salen a la calle en dos filas bien formadas, el resto acercan el trono a la puerta. El silencio se hace más patente. Los pájaros se callan, los murmullos desaparecen, sólo se oye las respiraciones entrecortadas de los horquilleros. Al toque del capataz, el trono se eleva a las manos de sus portadores. Cuando el primer varal asoma, los primeros sones del "Himno de España" rompen de pronto el silencio espectral vivido hasta ese momento. El trono sale completamente,... ¡al hombro! y se dispone para encarar la calle La Fuente. Cuando mira de frente a los Frontones, el capataz toca la campana para que los hermanos horquilleros cojan el paso e, inmediatamente, suenan los clarinetes, son los primeros acordes de "La Madrugá". El trono avanza poco a poco al compás de esta fabulosa marcha de Abel Moreno, con las tubas haciendo escalas que marcan el ritmo... hasta que un clarinete y saxo dialogan y se contestan al paso de los horquilleros....y de pronto... cuando el trono se acerca al jardín, las trompetas y trombones rompen con las primeras luces del alba.
La calle San José acoge solitaria y silenciosa al trono de Padre Jesús. Tras la "levantá" suena una marcha suave y armoniosa, "Valle de Sevilla", que crece conforme el trono avanza, con trombones y tubas marcando el paso y un clarinete anunciando la llegada al Asilo.
Los gorriones alborotados acompañan con sus trinos el toque de campana.. El gentío enmudecido ve pasar al Nazareno por la glorieta, mientras que la marcha "Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono" acompasa el paso firme de los horquilleros el ascenso por la calle Cordones. Tras las últimas notas, suena la campana para anunciar una nueva parada que ayude a reponer las fuerzas necesarias. Jadeos de esfuerzo, alguna capucha se abre tomar más aire, pero el silencio es sepulcral. Para tomar impulso y entrar con fuerza en la plaza de la Iglesia, los trombones y trompetas interpretan con fuerza el inicio de la marcha "Procesión de Semana Santa". Ya está el trono arriba. El pueblo espera...
Antes de llegar a la Plaza, el trono se eleva al son de la marcha malagueña "Alma de la Trinidad", que escoltará suavemente a Padre Jesús por la plaza de la Constitución, mientras los rayos de luz ilumina más que nunca la cara del cautivo, triste pero orgullo de su pueblo.
Una nueva parada... jadeos de orgullo y satisfacción... pero silencio, sólo se oye al capataz: "Vamos señores que el pueblo espera a Nuestro Padre Jesús", y suena los primeros acordes que lleva de la macha que lleva su nombre, que Emilio Cebrián debió componer pensando en el Nazareno de Arriate.
Se llega a la calle Ronda, no hay carrera oficial, pero la multitud espera desde hace rato la llegada su Señor y suena la marcha "Mi Amargura"... tubas y clarinetes discuten en armonía, mientras una flauta se hace sonar para poner paz, las trompetas se unen, todo crece, hasta que un compás basta para calmar la situación... los clarinetes se sienten protagonistas, dialogan, se balancean, alguna trompeta quiere hacerse notar.. pero serán los saxos los que tomarán el protagonismo... una flauta colérica está anunciando el punto álgido... los trombones y tubas rompen con fuerza...hasta que los clarinetes vuelven al mismo debate suave, con un bombardino que canta solo y acompasado... silencio... un saxo solitario entona una melodía triste y cautivadora... se unen más madera, al contracanto crece... y de pronto... rompen las cornetas para anunciar que llega el final mientras que se gira hacia la calle Marbella, toque de campana y el trono se baja con suavidad y orgullo.
Con los sones de la marcha "Cristo del Amor" el trono asciende majestuoso, izquierda, derecha, pero siempre avanzando.... crece la marcha, el paso se hace más firme y seguro. Tras el esfuerzo de la calle, el trono se para junto a la Cruz de Mayo, antes de enfilar el estrecho tramo que lleva a la calle Majuelo. Suena "Callejuela de la O" para cortejar a los horquilleros por las estrecheces de la calle.
Una nueva parada... jadeos de orgullo y satisfacción... pero silencio, sólo se oye al capataz: "Vamos señores que el pueblo espera a Nuestro Padre Jesús", y suena los primeros acordes que lleva de la macha que lleva su nombre, que Emilio Cebrián debió componer pensando en el Nazareno de Arriate.
Se llega a la calle Ronda, no hay carrera oficial, pero la multitud espera desde hace rato la llegada su Señor y suena la marcha "Mi Amargura"... tubas y clarinetes discuten en armonía, mientras una flauta se hace sonar para poner paz, las trompetas se unen, todo crece, hasta que un compás basta para calmar la situación... los clarinetes se sienten protagonistas, dialogan, se balancean, alguna trompeta quiere hacerse notar.. pero serán los saxos los que tomarán el protagonismo... una flauta colérica está anunciando el punto álgido... los trombones y tubas rompen con fuerza...hasta que los clarinetes vuelven al mismo debate suave, con un bombardino que canta solo y acompasado... silencio... un saxo solitario entona una melodía triste y cautivadora... se unen más madera, al contracanto crece... y de pronto... rompen las cornetas para anunciar que llega el final mientras que se gira hacia la calle Marbella, toque de campana y el trono se baja con suavidad y orgullo.
Con los sones de la marcha "Cristo del Amor" el trono asciende majestuoso, izquierda, derecha, pero siempre avanzando.... crece la marcha, el paso se hace más firme y seguro. Tras el esfuerzo de la calle, el trono se para junto a la Cruz de Mayo, antes de enfilar el estrecho tramo que lleva a la calle Majuelo. Suena "Callejuela de la O" para cortejar a los horquilleros por las estrecheces de la calle.
Una vez supera la difícil maniobra de inicio de la calle "torcía", suena "Virgen de los Estudiantes" donde las tubas marcan el paso a uno horquilleros cansados, que vienen subiendo el pueblo desde el Asilo, y paso a paso irán subiendo la calle conforme esta se abre para recibir a Padre Jesús.
Una vez en la calle Málaga, suena "Hosanna in Excelsis", para marcar el paso en el descenso por los tramos de esta calle. Tras una primera parada en esta larga calle, el trono se sube al compás de la marcha "Bajo tu manto", del compositor arriateño David Rueda, donde las tubas recuerdan al maestro... que seguramente acompaña desde su balcón privilegiado. La calle Málaga se despide con los sones de la marcha "La sangre y la gloria", que custodiará al Señor conforme se acerca a la Albarrá, con elegancia y prestancia, pero sin desistir en el avance permanente.
Cuando llega a dicha plaza, el trono andará conforme a los sones que le marca la marcha "Caridad del Guadalquivir", en la que la melodía irá creciendo conforme el trono se acerca al río de Arriate, para hacerse escuchar ante el rumor constante de las aguas, que también quiere su protagonismo.
El trono llega al puente y lo recorrerá con la marcha "Macarena" de Emilio Cebrián, donde sus sones taurinos prepara la llegada de la mayor cuesta que habrá que afrontar en el día, las Casas Nuevas. Tras una breve parada, los horquilleros toman aire, levantan con celeridad el trono y suena "Hermanos costaleros" para recompensar a esos horquilleros que con paso rápido y seguro suben con firmeza el tramo empinado de la calle. El esfuerzo ha merecido la pena, ya están en lo más alto, los horquilleros resoplan y suena "Arroró", donde clarinetes y saxofones acompañará al trono hasta "asomarse al pueblo".
En un momento dado, el trono cambia de trayectoria, y el capataz dirige el trono hacia el muro, suena... "Al señor de Arriate", porque el nazareno está contemplando orgulloso su pueblo, mientras dos trompetas debaten y se pelean por ser la protagonista...
Llega un momento difícil, bajar por los "molinitos", pero con paso constante y decidido, al son de "Pasan los campanilleros", en la que las campanas ayudan a bajar con decisión la empinada cuesta. El sol aprieta, pero nadie desfallece...
El trono ya está en el Huerto y en su peculiar trayectoria sonarán dos marchas, la gran marcha "Amarguras" y, conforme se acerca al puente "Rocío", donde el flautín se mezclará con el sonido del río y su sonido llegará a todos los rincones del pueblo. De pronto, una muchedumbre espera el paso del Nazareno. Tras una desgarradora saeta arriateña, suena como no podía ser menos, " La Saeta", donde las trompetas vuelven a tomar protagonismo y como el viento que hace acto de presencia moverán con sus sones la melena natural del cautivo.
Queda poco, la calle Molino recibe al trono con la marcha "Virgen del Valle", donde su suavidad y tranquilidad deslizará a los hermanos horquilleros antes de afrontar su último gran esfuerzo. Para enfilar la cuesta que da nuevamente al Asilo, sonará "A ti Manué" donde el solo de una trompeta anunciará de forma brillante que Padre Jesús se acerca... De nuevo aparece la glorieta, donde esperan expectantes los ancianos de la Residencia a que pase su Nazareno, mientras se interpreta "Suena el Silencio", porque a pesar de la multitud, se oye el silencio, donde los ancianos imploran a su Nazareno. Los clarinete cantan al compás de las lagrimas que se resbalan por las mejillas de los allí congregados.
Una nueva parada, ya que queda el último "tirón". Antes de la capilla de los cristinos sonará "Cristo de la Presentación", marcha que anuncia el saludo y presentación de respetos que nuestro Padre Jesús realizará ante el Santísimo Cristo de la Sangre, que aguarda solemne en su capilla la llegada del cautivo. En un momento, las dos imágenes se miran cara a cara. Se hace el silencio... Hasta el año que viene.
Finalmente, el Nazareno se dispone a afrontar el final de su largo recorrido, mientras, nuevamente, una multitud espera callada. Como pueblo cofrade y "semanantero", en Arriate suena "Sevilla Cofradiera", última marcha que le acompaña hasta el callejón que da a su morada, con sus sones "in crescendo" a la vez que Padre Jesús es vuelto por sus horquilleros para que los arriateños despidan a su cautivo de mirada triste. Tras los breves acordes del himno, Padre Jesús se encierra nuevamente en su capilla, mientas lagrimas y abrazos se reparten por su estrecha capilla.
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